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Mostrando entradas de octubre, 2020

Pogromo de Sevilla 1391 (IV)

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«Bautismo o muerte» Habían pasado horas desde que la amoral pareja comenzara su camino de rapiña por la judería en medio de la carnicería y los atropellos. Sin embargo, parecía que todo se estaba apaciguando progresivamente. La furia inicial estaba menguando por el cansancio y la pérdida de esa furia irracional que se difumina con el pasar de los minutos. Y eso no era bueno para el negocio. Cerca de las factorías de tintes, se encontraron Inés y Bernardo con sus asnos relativamente bien cargados del botín, saludándose con frialdad. Pero siempre podían llevar más. Algo más. En su búsqueda de mayores trofeos, en una plazuela abierta, los buenos cristianos se estaban aforando más y más en torno a un fraile que gritaba una consigna muy clara que replicaban muchos otros. - ¡¡¡Bautismo o muerte!!! Las gentes, más calmadas tras unas pocas horas de desfogue, robos, ultrajes y matanzas, coreaban al fraile dominico. Y le traían presentes: familias enteras de judíos, muy distinguibles por sus r

Festividades a los muertos en la Roma Imperial

¿Existía un equivalente a Halloween o el día de los difuntos en el Imperio Romano? La respuesta sería sí y no, ya que las costumbres y las religiones han cambiado en los siglos. Si es cierto que hay un obvio origen pagano en ellas. Eso no significa que tenga una connotación peyorativa, totalmente al contrario, en cuestiones religiosas el sincretismo forma parte de la evolución natural y lógica de la espiritualidad y las vivencias de la fe. Para empezar, habría que aclarar que el mundo romano es más supersticioso que religioso en sí, lo que no implica que no haya religiosidad o fieles creyentes del más allá. En la Antigüedad es muy difícil separan donde empieza lo uno y acaba lo otro, pero partiendo de la base de la interrelación de la vida pública, se puede decir sin tapujos que la fe era un aspecto más dentro de la vida. Importante o no, no todo giraba entorno a la religión, pero sí todo cobraba sentido y se daba por sentado que todo el mundo creía. Practicante o no. El ateísmo públic

Pogromo de Sevilla 1391 (III)

El precio de la usura Bernardo prosiguió expoliando todo lo que veía. Sin tapujos. No era el único que participaba de aquel pillaje bochornoso, pero cada uno iba por libre, como si no existiesen los demás. Quizás fuera porque estaba cegados por la codicia o por la vergüenza de que otros le vieran cometiendo tan despreciable acto. O las dos cosas. A saber. La verdad es que Bernardo era excepcional, sabiendo que aquello era como una vereda libre para tomar todo lo que quisiese hasta que llegasen hombres armados a restaurar el orden o una autoridad civil con el mandato de detener de inmediato el pogromo (Es un término que se aplicaría con posterioridad. Una licencia explicativa). El siguiente lugar a visitar era la casa del viejo Aaron, un prestamista. Mucha gente odiaba a este ser, incluso dentro de su comunidad, por sus pocos escrúpulos. O ninguno. Los cristianos y musulmanes no practicaban la usura porque el tiempo pertenecía a Dios, y un mortal no podía poner precio al tiempo. Para lo

Carreras de cuadrigas en el Imperio romano

¿Sabías que...  las carreras de cuadrigas eran el deporte con más hinchas en el Imperio romano? Ni mucho menos eran los únicos deportes de masas de esta civilización. La lucha grecorromana, los púgiles (boxeo) o las luchas gladiatorias eran tremendamente populares. Al igual que el teatro o las pantomimas callejeras, la popularidad de las carreras era superior al resto de deportes. Si bien los gladiadores o luchadores podían obtener fama y gloria por sus combates, carecían de un vínculo con el público que hace que las carreras ganasen más adeptos: el formar parte de un equipo y unos colores. Las carreras se hacían por equipos normalmente: los rojos, los verdes, los azules y los albos (blancos). La gente solía asociar el verde con el equipo de los populares y el azul con la aristocracia. Aunque esto, como suele ser normal, podía usarse como arma política. Solía haber dos aurigas por equipo, habitualmente. Emperadores como Nerón fueron famosos y diestros corredores. Además de las cuadriga

Pogromo de Sevilla 1391 (II)

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Odio ancestral Cuando empezó todo, se encontraban en los alrededores de la recientemente reconstruida parroquia de Santa Miguel (en la actual Plaza del Duque, bajo el edificio de CC.OO) que había sufrido considerables daños tras el calamitoso terremoto del año 1356. Pronto escucharon los rumores de lo que se estaba perpetrando en la judería por unos niños que informaban a la carrera por las calles de Sevilla: las gentes de bien se estaba tomando la justicia por su mano contra los «marranos». Inés «la charlatana» reaccionó de la misma forma que algunas de las gentes allí congregadas: tomando camino a la cercana judería de Sevilla seguido por su marido que intentó en vano disuadirla. Previamente y con presteza, dejaron su cargamento en un almacén cercano, para ir más livianos. Seguidos de sus dos fieles asnos con grandes alforjas, se prepararon para desvalijar todo lo posible y más aún. Bernardo sacó una hachuela bien afilada, y entregó un cuchillo de montería para su esposa. Siempre mej

Hispania en el Imperio Romano

¿Cuál es la aportación de Hispania a la Roma Imperial? Ahora que ha pasado el «día de la Hispanidad» es un buen momento para hablar de la contribución de esta provincia al Imperio. La conquista fue un proceso largo, tortuoso y lleno de momentos épicos y desmanes. Se considera que es la primera provincia fuera de su área de influencia inicial (que no la primera fuera de su territorio continental, esas serían las islas de Sicilia, Cerdeña y Córcega). Desde que acabara la Segunda guerra púnica (218 – 202 a. C) las intermitentes guerras con los numerosos pueblos iberos, celtíberos y celtas acabaron con la conquista del Norte en tiempos de Augusto. Aunque todavía habría pequeños ataques y conatos de rebeliones hasta la época de Nerón. Hay hitos famosos como las guerras con Viriato (aunque hay personas que cuestionan su existencia real), la resistencia de Numancia, la guerra de Sertorio o las guerras civiles entre los hijos de Pompeyo y César. Pese a esta resistencia intermitente, finalmente

Pogromo de Sevilla 1391 (I)

Prolegómenos Era una pareja particular cuanto menos. De esas que la gente la ve y dice “no pegan nada”. Él bajo, moreno de cabello, piel y ojos. Tenía gran cantidad de vello, de esos que se le juntaba el vello del pecho con la barba, y era corpulento. Hombre de pocas palabras, carácter simplón y malos modales. Ella de buena estatura, rubia, de ojos pardos y piel blanca. Frente a su marido, ella parecía delicada, frágil, casi etérea. Sin embargo, destacaba por un carácter taimado y charlatán. En común tenían sus cuarenta años largos, rasgos toscos, los ropajes sencillos, y su aspecto de que parecía que hubiesen bajado del monte. Ella se llamaba Inés y él Bernardo. Inés «la charlatana» y Bernardo «el velloso». Ambos eran supervivientes, personas habituadas al cambio y con pocos escrúpulos. Quizás ninguno. Debían serlo, se decían, para poder tirar para adelante en un mundo tan cruel como el que había surgido en el siglo XIV. Habían cambiado mil y una veces de trabajo y de vida. Habían est

Ascenso social en la Roma Alto Imperial

¿Había en la Roma Alto Imperial  inmovilidad social o era posible el ascenso social? Para comenzar, hay que decir que ni hoy en día es fácil el ascenso social y la movilidad de clases en sentido ascendente. Pero siempre hay una posibilidad si se cuenta con los conocimientos, los medios, los contactos para ello y si la siempre voluble Fortuna te acompaña. También hay que hacer una breve introducción sobre cómo se estructuraba las clases en Roma: - El César (Emperador) - Patricios ( - 1%) - Ecuestres (2 - 5%) - Plebeyos y libertos ciudadanos (cientos de miles, aumentando progresivamente durante el Imperio) - Plebeyos y libertos no ciudadanos (millones bajando en pos de la ciudadanía hasta el Emperador Caracalla) - Esclavos (10 - 15% de la sociedad) Entre las clases más bajas, obviamente era mucho más común el ascenso: de esclavo a liberto, por poner un ejemplo o de un pequeño propietario rural a mediano. La actividad comercial en la Roma Imperial estaba en auge y su actividad de explotac

Microrrelato III «voces anónimas de la Historia»

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El hábito no hace al monje Es cierto que hoy en día poca gente cree que el trabajo no define al hombre o a la mujer. O depende a quien le preguntes. Es una forma de incluirnos en una categoría social u otra para muchos. Algunas veces es una prioridad y una suerte porque le llena de satisfacción. Otras porque es lo único que han conocido o se han visto forzados a hacer. El tema es que algunas personas no entienden que, para muchos, sólo es un empleo y no hay ningún placer u orgullo en lo que se hace. Aunque una persona de bien, siempre intenta hacer lo mejor posible su trabajo para irse a la cama con la satisfacción del deber cumplido. Ése era el caso de Venancio, uno verdugo civil que trabajaba para el concejo de Sevilla. Había conocido a un par de verdugos en su vida y cada uno veía su oficio de una manera diametralmente opuesta al otro. Al igual que su familia. En su caso, su mujer Rosaura, ocultaba adrede la profesión de su marido a sus amigas y vecinas. Afirmaba que trabajaba para