Caída del Imperio romano

¿A qué se debieron las primeras invasiones de los pueblos germanos al Imperio romano y que propiciaron su caída en el siglo V?


La explicación será somera abordando los diversos factores entendidos por diversos especialistas. Según Musset hay tres grandes oleadas, aunque las más celebres son la primera y la tercera (Escandinavos, Sarracenos y Magiares). Nos centramos en las primeras.

Para empezar, hay que entender que no se trata de un movimiento homogéneo y que eran conglomerados de pueblos diversos que atacaron sucesivamente y espaciados en el tiempo las fronteras. A veces llegaron en pequeños grupos. Otras veces en grandes masas y confederaciones. Hay una argumentación clásica sobre el porqué: los pueblos germanos fueron presionados por los Hunos que los empujaron escalonadamente hacia el Imperio, pero es un simplismo que no encaja con la realidad. Es un factor extra con más mito que realidad. Cierto es que los romanos estaban en franca decadencia y que tras la célebre batalla de Adrianópolis del 378 d. C no quedó ningún GRAN ejército para hacer frente a las paulatinas oleadas de gentes que se acercaban a la frontera e invadían el limes. Hubo resistencia, en ocasiones eficaz, pero no como había sido en el pasado. Igualmente, podemos ver dicho fenómeno desde la época de la república con los cimbrios derrotados por Mario en Aquae Sextiae, por poner un único ejemplo. Eran siglos que había intentos de grupos étnicos o confederaciones de tribus que intentaban romper la frontera para saquear o asentarse (menos común). Alguna vez lo habían logrado, pero siempre habían sido finalmente rechazados. Asi que... ¿Sólo cambia el contexto del Imperio? Hay más condicionantes.

A la fragilidad del ejército de defensa hay que sumar las luchas internas por las guerras civiles y los conflictos religiosos entre cristianos, paganos y heréticos. Por otra parte, sabemos con certeza de un estancamiento tanto poblacional como económico por la autarquía y la inflación. La realidad socio-cultural estaba cambiando, partiendo desde los modelos administrativos, como el ejército, el rol de las ciudades, el comercio o la forma de entender la realidad de sus contemporáneos. Por esto, no tiene nada que ver el Imperio del siglo V con el de Tiberio, Trajano o Septimio Severo. Incluso entre ellos hay cambios sustanciales.

A la crisis económica, social, militar y política hay que sumar la mentalidad. Las élites locales tomaron mayor poder por el vacío existente dejado por los poderes centrales, sobrecargados por guerras internas y externas. Así, la solidaridad y férreo control de la Urbe dio paso a una autogestión con resultados muy desiguales. Prueba de ello, es el abandono o el vacío absoluto de control de territorios antes de las invasiones como Inglaterra, el Norte de España o la Bretaña francesa por poner sólo algunos ejemplos. Estos se auto-gestionaron con facilidad por una intromisión menor del poder central en su Historia y una menor romanización. Sus relaciones con los pueblos invasores fueron en muchos casos, hasta de mayor hostilidad.

El principal factor que movió a cientos de miles de personas hacia el Imperio es el hambre. Pueblos como los Burgundios, Visigodos, Ostrogodos, Alanos, Suevos, Vándalos, Jutos, Anglos, Sajones o Hérulos se movilizaron (mujeres, niños y ancianos incluidos) por un cambio de la temperatura y las hambrunas que conllevaban. Algunos geólogos hablan de la posibilidad de la erupción de algún volcán, o volcanes de gran entidad, que cubriera o cubrieran el cielo con ceniza y provocara una bajada sustancial de las temperaturas. Sea verdad o no, las fuentes dejan claro que las condiciones climáticas eran más frías y húmedas y que tanto el Imperio romano como los invasores (tras un crecimiento inicial), estaban entrando en una etapa recesiva en cuanto al crecimiento de su población. Los recursos no abundaban y la anarquía no ayudó. Dicha bajada de temperaturas forma parte de ciertos ciclos de la Tierra y fue un periodo prolongado, pues llegó hasta bien entrado el siglo VI ya que Justiniano sufrió tanto una epidemia de peste de gran calibre como una cuota de frío jamás conocida hasta ahora (se habla de grandes cantidades de nieve y frío muy intenso incluso en zonas meridionales del Mediterráneo).

Sea como fuere, todos estos factores crearon un caldo de cultivo en la que los pueblos germánicos lograron penetrar buscando tierras productivas en las zonas más cálidas y se fueron encajando, de mejor o peor manera, a lo largo del Imperio creando dos mundos separados (se tardaron siglos en unificar ambos mundos y hubo partes donde nunca se hizo).

Si quieres descubrir curiosidades de este tipo y mucho más, hazte con «Gladius et Peplum. El baluarte fronterizo» y «La conspiración de los vanidosos. Gladius et Peplum».


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