Canon de belleza en Roma

¿Cuál es el canon de belleza en la Antigua Roma?


Mucha gente cree que esto ha variado poco a lo largo de las épocas históricas, pero no es verdad. En ocasiones han sido cambios mínimos, con variantes según el predominio de una u otra civilización o las necesidades derivadas de la época en la que se vive. También hay que tener en cuenta las modas impuestas por los artistas y/o las autoridades. Hay que tener en cuenta que las modas hasta hace un siglo se prolongaban mucho más en el tiempo y se modificaban de una forma mucho más progresiva. Y no sólo me refiero a la ropa, incluyo peinados, maquillaje, silueta, incluso colores de piel o cabello. Hablaremos sólo de la silueta por ser la forma más estable a lo largo del tiempo.


Hay que diferenciar entre dos tipos en el caso de la mujer. Por una parte el canon estético de belleza de la clase alta. Hablamos de una mujer de rasgos finos y estilizados, poco pecho y marcada «feminidad», es decir, ancha de caderas. La cintura estrecha y las caderas anchas representaban la fertilidad siendo muy apreciados tanto en el consciente como en el subconsciente de los hombres. Implican tanto sensualidad como capacidad procreativa. Obviamente, estos cánones de belleza eran impuestos mayoritariamente por hombres. Al ser un pueblo Mediterráneo, muy mezclado, no se imponía un color específico de piel (siempre dentro de las tonalidades habituales del Sur de Europa) o un color de cabello. Como no puede ser de otra manera, las chicas pelirrojas del Norte o las mujeres africanas o con marcados rasgos semitas se consideraban exóticas aunque la silueta buscada era la misma. En ocasiones despreciadas, pero la mezcolanza prueba que no fue un problema generalizado. Éste es el canon de belleza para el arte, la poesía o el gozo visual y estético.

Después hay que distinguir el gusto particular del pueblo y eran las mujeres voluptuosas. El exceso, tan denostado por los artistas, era del gusto de la mayoría ya que representaba, además del placer visceral y sexual, la prueba inherente de una buena alimentación y una buena posición social, aunque no fuese así (aunque solía serlo). La delgadez, tan afamada hoy día, no era del gusto del conjunto de la población al representar el hambre, la pobreza y la enfermedad. Ahora bien, estamos hablando de la mentalidad colectiva de los hombres, después los gustos particulares de cada uno son tan variados como habitantes había en el Imperio.


En cuanto al canon de los hombres es bastante similar. Estaba el hombre atlético con cuerpo trabajado con el ejercicio físico y que hacía las delicias de los artistas que lo representaban en esculturas o mosaicos. El culto al cuerpo es propia de la cultura Grecolatina y exhibir unos buenos atributos forma parte de una cultura de tanta vida fuera del hogar como es la cultura mediterránea. Es más, la depilación integra era más propia de los hombres que de las mujeres. Se prefería el vello púbico femenino ya que era parte inseparable de lo que es la feminidad. Sin embargo, al relacionar al hombre con el atleta, muchos hombres preferían y gustaban de una depilación integra del cuerpo. Como se ve, el culto al cuerpo era más exigente en el hombre. Curiosamente, los artistas, por el mismo motivo que no gustaban del pecho grande de las mujeres, no gustaban de la representación de penes grandes. Lo consideraban de mal gusto una representación de algo desproporcionado. Eso se dejaba para los sátiros y otros seres denostados que se relacionan con el exceso y la picaresca.

La otra cara de la moneda en cuanto a la belleza masculina, sería el hombre con algo de sobrepeso. No estamos hablando de obesidad mórbida, que era considerada la prueba de la decadencia, corrupción y una gula incontrolada. Lo contrario a la virtud. Hablo de lo que hoy llaman «fofisano» o «gordito». En conceptos de mentalidad, representa el hombre con posición acomodada, no dejado a la molicie y activo. Todo esto se refleja a través de su cuerpo: come bien, tiene dinero y posee un buen status. La importancia de la posición social se reflejaba hasta en la belleza y, a diferencia de la actualidad, la delgadez no era apreciada en ninguna de sus formas. La buena alimentación estaba ligada a la belleza y la delgadez no es, ni ha sido, sinónimo de salud.


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