Campamentos durante el Alto Imperio

 ¿Qué sabes de los campamentos romanos en el Alto Imperio romano?


Evidentemente, la estructura del mismo cambió poco desde época republicana. No había motivo para ello, ya que había progresado y mejorado desde los tiempos de la monarquía. Hay que afirmar tajantemente que seguía un modelo ortogonal que luego también aplicarían cuando creaban ciudades: un acceso Norte-Sur (cardo) y otro Este-Oeste (decumano) con un espacio central (foro). La intención es facilitar la orientación, entrada y salida de tropas. Sabemos mucho de estos campamentos gracias a la arqueología y tenemos que diferenciar tres tipologías: de marcha, temporales y fijos.

Los de marcha son aquellos que se hacen para pernoctar yendo en camino hacia un objetivo o en campaña en territorio hostil. Las fuentes nos hablan que se tardaban tres horas en montarlo después que el agrimensor decidiera el mejor lugar para hacerlo. Normalmente, cerca de una fuente de agua y en una posición con buena visibilidad, pero no siempre era así debido al poco tiempo que iban a pasar. Para ello, había legionarios o auxiliares forrajeando en los alrededores. Se decía que cada legionario portaba una estaca de la empalizada, que levantaban y quitaban todos los días y cavaban un foso de metro y medio de profundidad, a veces con los famoso «lirios» (estacas dentro del foso defensivo). Debido a lo fatigoso de las marchas, creo que es una exageración y que se buscaba unas defensas mínimas que disuadiera a cualquier enemigo a realizar un ataque nocturno. Algo de por sí, poco común.

Los campamentos temporales son aquellos que se realizan para una hibernación o pasar algunos meses controlando una zona o incluso para un asedio por hambre. Dichas fortificaciones sí cumplen dichos parámetros defensivos que se mencionan ya que había tiempo de sobra para mejorarlos, incluidos elementos de piedra para reforzar los accesos o torres defensivas. No olvidemos nunca, que los romanos son los mejores ingenieros de la antigüedad. Igualmente, mejoraban notablemente las estructuras internas para tener mayores comodidades durante los meses (algunas veces incluso años) que podían estar en dichos lugares.

Los campamentos fijos fueron una extensión de los anteriores. En época republicana, técnicamente no existía dicho concepto, ya que las tropas eran móviles y rara vez se acuartelaban tanto tiempo, ya fuera en tiempos de paz o no. En el siglo I d. c esta idea había cambiado poco, pero progresivamente, con el estancamiento de los frentes y la necesidad de regular las fronteras, se fueron mejorando y acondicionando para albergar tropas en todo momento. Se mejoraba las estructuras para la comodidad, no para la defensa: los romanos hasta el siglo III d. c siempre preferían luchar en campo abierto, las defensas eran para evitar un ataque sorpresa y poder albergarse en caso de derrota. Las torres proyectadas hacia afuera o el uso extendido de altas murallas de piedras vendrían ya a partir del siglo III y sobretodo el siglo IV, cuando cambió el ejército y la forma de guerra. Hay gran cantidad de ejemplos excavados por la arqueología de las dos últimas tipologías en Inglaterra, España, Suiza, Alemania, Austria, Hungría, Israel, Siria o Tunez, por poner ejemplos. Algunos como Castra Vetera (Xanten, Alemania), llegaba a albergar dos legiones con sus respectivos auxiliares y otros derivan su nombre actual de su función de cuartel: la actual León, en España, deriva de LE(GI)ÓN. Destacar también, por poner un ejemplo un poco posterior a mi época Dura Europos.

Tampoco debemos olvidar, que entorno a estos campamentos, desde época republicana, se creaban las famosas canabae: barrios chabolistas extramuros con comerciantes, tenderos, campesinos, ganaderos, prostitutas, tahures, ladronzuelos y esclavos que suministraban de todo lo necesario y más a los soldados. Se convertía en un centro económico y polo de atracción de gentes de la región. Como los soldados no se podían casar, también formaban familias con sus concubinas con las que, si finalizaban su servicio militar con vida, solían casarse después. Incluso si el campamento empezaba a moverse, le seguía esta columna civil allá a donde fueran. En definitiva, si se trataba de un campamento fijo, llegaba a ser el corazón de la zona que centralizaba la vida de la zona. Incluso para gentes de fuera de las fronteras.

Curiosamente,  con tantos campamentos excavados, tenemos gran cantidad de información y son bastante similares, con pocas diferencias entre ellos. En el centro estaba el Praetorium donde se alojaba el oficial principal (dependiendo de la capacidad, importancia y función podía ser desde un Legado provincial, a un Legado militar, un Prefecto, un Tribuno o un Centurión). En la via principal también se alojaban otros oficiales y las caballerizas. Solía haber un altar para hacer sacrificios, almacenes, graneros y, en ocasiones, edificios anexos con funciones variadas. El resto del espacio lo ocupaban las contubernia (tiendas) donde dormían y compartían vida los ocho legionarios correspondientes. Cuando disponían de estancias, los soldados no tenían mucha intimidad durmiendo en catres muy cerca los unos de los otros, a excepción de los centuriones y principalis, que podían tener algo más de espacio personal. Las letrinas, como era obvio, se situaban en los bordes. Se cree que auxiliares y legionarios estaban separados para evitar encontronazos entre unidades.

Estas curiosidades y muchas más, las encontrarás en mis novelas «Gladius et Peplum. El baluarte fronterizo» y «La conspiración de los vanidosos. Gladius et Peplum».


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