Roma y los hombres del Norte

¿Hubo contactos entre los hombres del Norte (vikingos llamados posteriormente) y la Roma Alto Imperial?

La respuesta es afirmativa y con matices que aclarar. Como siempre, los hombres del Norte eran una extensión de los pueblos germánicos, con similares carencias tecnológicas y estructuras sociales primigenias (jefaturas clánicas o tribales). La arqueología ha refrendado contactos entre los dos mundos con cerámica, objetos militares y elementos ornamentales romanos ocasionalmente hallados en la península de Jutlandia (actual Dinamarca) y la península escandinava. En el área romana, el ámbar es la prueba más plausible (posiblemente también esclavos y pieles). La historiografía afirma que se deben tanto al contacto comercial como a las razzias al Imperio, siendo más común lo primero.

Hubo algunos ataques documentados en la Galia y Germania en varios momentos del Siglo I y II, algunos exitosos, la mayoría menos. Las realizaban tribus de la actual Dinamarca unidas en confederacion con otras tribus germanas. Quizás incluso elementos de Escandinavia, pero nada definitivo. Se habla de embarcaciones pequeñas, sin velas, perfectas para recorrer cortas distancias y entrar y salir de los ríos detrás de las líneas de defensa. En ocasiones, el saco se producía y Roma replicaba cuando eran más vulnerables: cargados con el botín al retorno a sus hogares. También había una flota estacionada tanto en el río como en el mar del Norte que, utilizando embarcaciones de mayor tamaño, armados con escorpiones y arqueros (armas desconocidas y poco usadas por los hombres del Norte, respectivamente) daban caza con relativa facilidad a estas sencillas naves. Esto disuadió a los hombres del Norte a realizar sólo ataques esporádicamente. Por tierra, Roma no tenía interés en territorios tan fríos y sin recursos reseñables, aunque se cree que quizás se hiciera un reconocimiento en algún momento del siglo I. Por la otra parte, hubo ataques estacionales confederados con otras tribus germánicas, normalmente con pocas victorias en estos siglos (más exitosos a medida que el Imperio empiece la decadencia) debido a la superioridad tecnológica, táctica, logística y de movilidad. Muchas veces penetraban en oleadas (tanto en tierra como por mar), pudiendo tener la opción de obtener frutos si no cazaban tu grupo. Evitar los enfrentamientos fue la táctica más común de estos grupos cuando aprendieron el precio del combate en campo a abierto con Roma.

En cuanto a la opinión de Roma sobre ellos es firme: animales salvajes, poco disciplinados y fiables. Sin embargo, como es inherente a la condición humana, incoherentemente los reclutaban como auxiliares con asiduidad. Desprecio por una parte, pero usaban su fuerza y determinación.

Estas curiosidades, más datos, una ambientación cuidada y mucho más lo encontrarás en «Gladius et Peplum. El baluarte fronterizo» y «La conspiración de los vanidosos. Gladius et Peplum».

Comentarios

Entradas populares de este blog

Canon de belleza en Roma

Carreras de cuadrigas en el Imperio romano

Salud y sexo en la antigua Roma