Egipto romano

Egipto romano

Mucha gente conoce los amoríos Cleopatra VII con César y luego con Marco Antonio. Por entonces era un reino clientelar o vasallo de Roma, con una flota con cierto poderío, pero un ejército en declive. Tras ser derrotados en Actium y el suicidio de la pareja de forma tan melodramática, Octavio Augusto, pasó a ser el dueño de Egipto. Esto es, propiedad privada del Princeps durante la dinastía Julio-Claudia, luego una provincia especial. Tanto era así, que los senadores necesitaban permiso especial para viajar a ella, al tratarse de patrimonio personal del Emperador, aunque sólo bajo papel (para evitar conspiraciones, relaciones clientelares fuera de su autoridad o abusos de poder). Dicha provincia, tenía un Praefectus de rango ecuestre, designado directamente por el César y con un rango especial con respecto al resto de provincias imperiales. Todo un honor a quien se le concedía, así como el Praefectus Classis (el prefecto de la flota, otro rango muy destacado). ¿Qué tenía de especial Egipto? Pues muchas cosas.

Aparte de todo el halo de misticismo que queramos añadirle, Egipto era una nación rica, próspera y avanzada. Gracias al Nilo y sus crecidas periódicas, se trataba de uno de los graneros principales del Imperio (junto con Numidia y, en menor medida, Hispania y Sicilia) de las que dependía Roma y que dos veces al año mandaban naves cargadas de cereal que abastecía a la ciudad de Roma y mucho más. Además, en su capital, Alejandría (o Alexandria en latín), se estima que poseía una población de 300.000 habitantes sin contar a los esclavos, la segunda mayor del Imperio (tras la propia Urbe), con templos, un teatro, un circo, un gran puerto, termas, palacios, la famosa biblioteca y el faro, entre otros edificios. Un lugar famoso por ser punto de encuentro de comerciantes y viajeros, lleno de mercancías exóticas, siendo uno de los puntos donde se recogían más impuestos de todo el Imperio. Gentes de tres continentes se daban cita allí mismo (por ejemplo, las fuentes recogen una comunidad india y probablemente una pequeña comunidad china), siendo un lugar famoso donde encontrar cualquier producto que deseases, escuchar por sus calles la tendencia filosófica en boga, o recibir algunas de las mejores clases de medicina. Egipto era el único lugar del Imperio donde se permitía diseccionar cadáveres humanos. Alejandría estaba llena de oportunidades.

Pero Alexandria también tenía sus sombras. Como toda gran ciudad, griegos, egipcios y judíos intentan atacar a Roma y sobretodo, matarse entre sí. La tensión social es un agravante para la prosperidad económica y crea un clima de desconfianza, donde los choques culturales, religiosos o simplemente sociales son habituales. Más adelante, se unirán los «seguidores de Cristo».
Eso sin contar a los bandidos y delincuentes comunes que se dan cita y se ocultaban entre tanta aglomeración de gente. Por ello, es la única provincia africana con dos legiones afincadas: la Legión III Cyrenaica y la XXII Deitoriana. Su función es triple: evitar/suprimir tumultos, asegurar que el trigo sale del Nilo hacia Roma y controlar que el libre tránsito de personas y mercancías no se vea obstaculizado por los fuera de la ley (mediante torres de vigilancia en las principales vías y con una red de informantes, por ejemplo).

Estos detalles y mucho más, lo descubrirás en «La conspiración de los vanidosos. Gladius et Peplum».

Comentarios

Entradas populares de este blog

Canon de belleza en Roma

Carreras de cuadrigas en el Imperio romano

Salud y sexo en la antigua Roma