Collegia romanos

¿Qué sabes sobre los collegia romanos?


He considerado necesario hacer un artículo específico sobre esta institución, a veces olvidada, y la importancia que tuvo en las urbes del Imperio y en el devenir del tiempo.


Los collegia son una instituciones de carácter privado que surgieron y existieron desde la República romana hasta los últimos días del Imperio romano de occidente. Aparecen citadas en las famosas leyes de las doce tablas en las que se basa todo el código jurídico romano y fueron adquiriendo importancia de forma progresiva.


Pero, ¿en qué consisten? Son agrupaciones de, al menos, tres personas para salvaguardar los intereses de una comunidad donde la legislación no llega. Se podía y debía tesaurizar un capital común para ayudas, hacer presión de grupo, proteger intereses comunes, etc. Curiosamente, esta institución sirve tanto para ciudadanos romanos como para no ciudadanos, libres y esclavos. Se le puede considerar el antecedente lejano de las cofradías medievales. En un principio, surgieron como sociedades religiosas y funerarias para sufragar los altísimos costes de los enterramientos de seres queridos. Pero pronto se diversificaron en otro tipo de actividades económicas o sociales. En la Tardo-república, estas organizaciones adquirieron un matiz claramente más político, presionando para obtener votos por ejemplo o influenciar para sus intereses directa o indirectamente, lo que llevó a una serie de reformas por parte de Augusto para evitar esas imposiciones e intereses particulares a favor de un mayor centralismo y mentalidad más globalizada.


Durante el Imperio estas asociaciones, aunque limitadas por la autoridad central, crecieron y sirvieron para vertebrar pequeños gremios y ayudar a los habitantes de urbes de todos los tamaños a organizarse y, en cierta manera, protegerse. Al perder esa presión política, se centraron en el interés de grupo y su carácter más local. Se les permitió heredar, utilizando dichas sumas para ayudar a los miembros integrantes del grupo cuando se necesitara, aunque no está libre de sospecha los desfalcos y abusos dentro de la misma. Igualmente, hubo casos de que estas entidades tuvieran una índole criminal o al menos, en el límite de la legalidad. Algunas fueron disueltas por las autoridades por sus abusos de poder y empleo de la violencia mientras que otras se hicieron dueñas y señoras de los barrios que tenían bajo su control. También fue una fórmula utilizada por los cristianos primitivos para agruparse «legalmente» antes de ser aceptados por Constantino el grande. En cualquier caso, fueron más relevantes y con mayor poder fueron algunas con carácter religioso. En el resto de los casos, su radio de acción fue limitado en el espacio y en ocasiones, en el tiempo.


Con altibajos, y con más fortuna unas que otras, a la fin del Imperio romano de Occidente fueron decayendo hasta su progresiva desaparición. Siglos después, resurgirían como las cofradías cristianas gremiales ampliando más su radio de acción y con una mayor repercusión social que en época romana.


Si quieres saber estos detalles y mucho más, hazte con tu ejemplar de «Gladius et Peplum. El baluarte fronterizo» y «La conspiración de los vanidosos. Gladius et Peplum».


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