Rebeliones judías en el Imperio romano

¿Qué sabes de las rebeliones judías en el Alto Imperio?

Aprovechando la llegada de la cuaresma, desde mi blog y mi página de Facebook habrá una serie de tres post en el que se hablará de las tensas relaciones de Roma y el pueblo judío, siendo esta publicación el primero de ellos. Aclaro que en términos historiográficos, se pueden usar los términos «judío», «hebreo» e «israelita» aunque no sean sinónimos fuera de este contexto. La función es evitar que el discurso se haga árido.

Las relaciones entre Roma e Israel no siempre fueron tensas. Los romanos en época republicana, inicialmente, miraban con curiosidad a dichas gentes que las consideraban extravagantes y algo maliciosas al ser casi ateas (a buena parte de la población les costaba entender el monoteísmo). No obstante, con la conquista y subordinación del territorio al Imperio comenzaron los problemas. Las rebeliones (de diversos tipos de calibre) y la esperada llegada del Mesías libertador, generaron una hostilidad y un resentimiento creciente hacia el colectivo romano y en su imaginario. Poco tardó en ser recíproco. Los legionarios, auxiliares y población pagana sufrían insultos, desprecios e incluso que se escupieran en su sombra al pasar frente a ellos. Además, debido a su carácter particular, Roma ofreció una serie de dispensas aplicadas especialmente para ellos: no eran incluidos en la leva militar (excepto los gentiles que odiaban profundamente a los judíos y viceversa), los romanos entraban con las insignias tapadas en Jerusalén, o estaban excluidos de participar en los cultos imperiales.

No obstante, tampoco Roma actuó de forma correcta en numerosas ocasiones. Los gobernadores fueron, en diversos casos, mediocres o incapaces. Las tropas establecidas allí, no eran las más idóneas o sensibles al carácter diferente del pueblo israelita. En varias ocasiones, las autoridades romanas se mostraron pasivas o apoyaron a movimientos gentiles contra los monoteístas cuando llegaban los enfrentamientos como ocurrió en ciudades griegas por ejemplo.

Pero ¿por qué este movimiento insurreccional casi institucionalizado? ¿Es común tanta belicosidad en las provincias conquistadas? Normalmente, en todo territorio conquistado por Roma, la rebelión se daba entre la primera y la segunda generación. Luego eran casos muy aislados. Lo cierto es que la paz acompañaba un mayor bienestar que repercutía en todas las clases sociales junto con una mejora en el comercio y la productividad de la actividad. Por ello, el caso judío es especial e insólito.

El pueblo hebreo era celoso de su identidad y, entorno a su religión, se creó un movimiento de resistencia frente al invasor, que muy lejos estaba de ser homogéneo, era hostil y con odios heredados. No sólo era con respecto a Roma. Se mostraban hostiles con todo aquel que fuese exterior a su cultura (habrá otro post desgranando la sociedad judía). Hubo pogromos y encontronazos entre comunidades gentiles y comunidades hebreas en Grecia, Egipto y Oriente, aparte de la propia Israel. Los levantamientos más célebres son el de Varo (6 a. C), la rebelión judía de Tito (66 - 73 d. C), la rebelión de Kitos en tiempos de Traiano (115 - 117) y la de Bar Kojba en tiempos de Adriano (132 - 135).

Las guerras elevaron a más de un millón de muertos (no solo por la espada, también por hambre, luchas internas, castigos, enfermedades...), decenas de miles de prisioneros esclavizados e incluso miles de crucificados (Varo crucificó a cerca de 4.000 personas). El Jesús histórico, vivió entre las dos primeras grandes rebeliones y Poncio Pilato tuvo dos menores. Israel era un avispero fuese cual fuese tu religión y tu bando, donde como siempre los inocentes se llevaron la peor parte.

Curiosidades como estas y mucho más, lo encontrarás en mis libros ”Gladius et Peplum. El baluarte fronterizo» y «La conspiración de los vanidosos. Gladius et Peplum».