Roma y el nacimiento de Jesús

¿Puede Roma proporcionar datos sobre el nacimiento del Jesús histórico?

Hay un dato objetivo que puede ser la referencia: el censo llevado a cabo por el célebre gobernador de Siria Quirino en el 6 d. C. Según afirma el evangelio de Juan, tuvieron que desplazarse a Jerusalén para el mismo y resguardarse en Belén de camino de vuelta. Aparte de haber sido llevado a cabo seis años después, hay una contradicción con el evangelio de Mateo en el que habla que nació en tiempos de Herodes el Grande, pero murió el 4 a. C. Una posible solución dada inicialmente era un censo llevado a cabo en el 4 a. C para contabilizar a los ciudadanos romanos. Pero es extremadamente poco probable que San José fuera ciudadano romano y, en esos tiempos, afectaba a menos del 10% de la población romana ¿Cómo solventar dicho problema? ¿Es que no existió? Probablemente sí que existió, fuera aparte de toda creencia religiosa, es más verosímil la existencia del personaje histórico, que la invención del mismo. La respuesta más viable es que para dar el cariz de mayor humildad se buscó un nacimiento fuera de su hogar en malas condiciones. Es muy factible que naciera en Galilea, que era otra provincia no gobernada directamente por el Imperio, si no por la dinastía herodiana, vasalla de Roma. Quizás naciera en la propia Nazaret o se trasladaran a la capital para dicho censo. En cualquier caso, Roma no obligaría a un pueblo tan celoso de sus costumbres y rebelde como el israelita a trasladarse tan lejos hasta Jerusalén. Y más con una mujer en estado tan avanzado de gestación.

Igualmente el 25 de diciembre es la fiesta del sol Invicto y el nacimiento de Mitra. Jesús nació con toda probabilidad entre el final de la primavera y el verano. Si utilizamos el censo como referencia, está fuera de toda duda que es la época propicia para realizarlo. Fue en el siglo IV cuando las autoridades religiosas buscaron unificar el calendario con los paganos y atraerlos a su causa. El sincretismo religioso que se ha dado en todas las épocas históricas y en todo el mundo.

¿Esto resta veracidad a las fiestas?

En mi humilde opinión, rotundamente no. Celebramos un evento familiar, cercano y que pertenece a muchas culturas de las que somos herederos directa o indirectamente. Para mí es una suma y compendio del devenir del ser humano, con una figura central siempre: el amor al prójimo. Qué importa que no sea el día oficial del nacimiento del redentor. Seguro que él, no lo tiene en cuenta. Los valores son lo que verdaderamente importa.

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