Presencia de Roma en África

¿Qué sabes sobre las legiones en África?

Mucha gente conoce las guerras púnicas y la caída de Cartago pero... ¿Y luego?
Es verdad que hubo enemigos famosos de Roma como Yugurta (que catapultó a la fama al gran Mario) y Tacfarinas (Durante el gobierno de Tiberio), pero fueron dos momentos concretos de un territorio inmenso. De hecho, África es el continente más tranquilo del Imperio y en sus provincias se disfrutaba de gobiernos más estables. En época Alto Imperial sólo había la Legión III Augusta en Numidia (favorita de Adriano, que la llamaba «su» Legión) y cuerpos auxiliares (excepto en Egipto que había dos legiones, la III Cyrenaica y la XXII Deitoriana, provincia de la que hablaré otro día).
¿A qué se debe esto?

Es simple, estas regiones intercalaban zonas desarrolladas para el comercio, la industria y la agricultura, impulsados por los fenicios y los cartagineses, donde la paz era conveniente para sus habitantes, con zonas ganaderas y con agricultura de subsistencia dispersas que poco o nada les importaba Roma. Así, las infraestructuras romanas y la seguridad propiciaron un desarrollo en las zonas costeras y parte del interior. Eran zonas importantes para Roma, con una producción de cereal muy considerable, famosa por su cerámica, productos de lujo como marfil, ébano, oro, pieles, animales exóticos, piedras preciosas, ciertas especias, ... Interesaba su control y comercio, de la que se creó una simbiosis. Además, sus puertos y redes comerciales eran antiguas, con estructuras dignas y con un tráfico altísimo. Es más, muchos ciudadanos se enriquecieron y ascendieron, se mezclaron con romanos y hubo casos que llegaron hasta el Senado. Encontrar africanos en puestos intermedios y medio-altos no resulta extraño en la ciudad eterna, ni en otras provincias.

Por otra parte, la zona interior, menos desarrollada tenía sentimientos encontrados. Por un lado, tenían una ruta caravanera ancestral que le venía de perlas la seguridad y el flujo que proporcionaba el Imperio. Pero por otro, que los romanos se asentaran en un oasis o en algún lugar que creían suyo, propiciaba pequeños encuentros armados y escaramuzas. Por ello, la honda se convirtió en el arma preferida para los legionarios, ya que en el norte de África el enemigo usaba una excelente caballería ligera experta en lanzar proyectiles. Por esto, la honda podía usarse en cualquier escenario, con munición a los pies, fácil de mantener y efectivo. Las relaciones con estos pueblos nómadas tenía fluctuaciones, unas veces era de estrecha colaboración y otras de hostilidad. Pero nunca se materializaron en una guerra total y abierta. No les convenía y lo sabían. No sería hasta la llegada de los árabes, cuando se interrumpiría estos dos mundos conectados, vinculados y relacionados, pero separados.

Estas curiosidades e historias, y mucho más lo encontrarás en «Gladius et Peplum. El baluarte fronterizo» y «La conspiración de los vanidosos. Gladius et Peplum».

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